sábado, 23 de noviembre de 2019

Industria 4.0 en el campo de batalla


Como todos los especialistas en tecnología ya conocen, estamos asistiendo a una cuarta revolución industrial que está afectando y va a seguir afectando a nuestra vida, en todos los sentidos y en todos los campos, incluidos naturalmente, los campos de batalla del siglo XXI.


A día de hoy, no cabe duda que los robots están cobrando un protagonismo creciente en los asuntos militares: Ya sea en la guerra terrestre, aerea o submarina, existe una tendencia a crear robots autónomos que se asocian con personas para crear nuevas formaciones de combate.


A medida que se desarrolle el software, la participación de los robots en la guerra convencional se ampliará considerablemente y el desarrollo de nuevas armas dotadas de Inteligencia Artificial permitirá llevar a cabo diferentes tareas en el campo de batalla.


Esto último no es en absoluto algo perteneciente a la ciencia ficción: Sin ir más lejos, Rusia ha creado una familia de UGVs denominada Uran, en la que cada miembro tiene asignada una función específica: Para limpiar minas, está el Uran-6. Y Para el combate urbano está el Uran-9, capaz de combatir en la calle y destruir todo lo que se mueva, ya sean hombres o carros de combate. Acabada la refriega, entra en escena el Uran-14 para extinguir incendios y limpiar escombros. En definitiva, los robots aumentan el potencial de combate de las unidades rusas.


No obstante, hay que recordar que la introducción rápida y masiva de robots requiere todavía superar ciertos retos tecnológicos para dotarlos de un nivel de autonomía que permita hacerlos combatir de manera independiente... y fiable: Es cierto que hemos conseguido crear androides capaces de encontrar por si mismos el mejor camino hacia su objetivo, identificar objetos y reconocer al enemigo, pero no hasta el punto de que puedan tomar decisiones acertadas. Por tanto, hay que decir que su uso no puede a día de hoy ir más allá de reemplazar a las personas y evitar bajas humanas. Quizá en un futuro sean capaces de tomar decisiones acertadas, pero no creo que sea a corto plazo. En cualquier caso, mejor que no sea nunca: La guerra es un asunto demasiado serio como para dejarlo al cargo de tontos rápidos, que es en definitiva lo que mejor define a los ordenadores.

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